Investigación, Testimonios

MARÍA HORMIGO REINA

11 Nov , 2025  

CELESTINA GONZÁLEZ GALÁN Busca el cuerpo de su abuela paterna, MARÍA HORMIGO REINA.

“Mi tía le llevaba todos los días la comida a mi abuela, a la cárcel. Le hacía la canastilla, los trapitos que le pudiera hacer en aquellos tiempos. Imagínate. Y el día en que mataron a Primo de Rivera, la ejecutaron a ella”. Así narra Celestina González Galán (1948, Jerez) el último día de vida de su abuela paterna María
Hormigo Reina. “Le dieron la cajita de costura a mi tía, y le dijeron: ‘Toma, que tu madre ha salido de viaje’. Y ya no supimos nada más”.

Conoció la historia de vida y muerte de su abuela, a través de su padre Andrés González Hormigo. “Mi padre me contaba todo lo que vivieron en esa época. Mi abuela era de la CNT, ella era muy activa, política y socialmente; ayudaba a toda la gente. En las manifestaciones, era la primera con una pancarta. Entonces claro, no interesaba”, cuenta. La historia de su abuela María siempre estuvo presente en su casa de La Plazuela. Se la recordaba constantemente, “pero con tristeza”.

“Cuando escuchaba sus historias, las oía siempre con sentimiento; con alegría. Mi abuela fue una mujer empoderada y reivindicativa en aquellos momentos. Decía y hacía cosas que te podía costar la vida: como finalmente le costó”. Comparte que fue una mujer muy exigente con sus hijos, y que “fue la primera que se divorció en Jerez, durante la República”. “Mi padre cuando me miraba, veía a su madre. ‘Esta es…’, decía”, expresa con gracia.

Relata que tras el fusilamiento de su abuela, su padre Andrés, que entonces tenía 17 años de edad, fue perseguido para ejecutarlo, por compartir los mismos ideales de María. “Mi padre se fue a Cádiz, a casa de la hermana de una vecina. Y ella lo tuvo allí tres meses escondido; hasta que se metió a requeté para poder salvarse. Porque mi tío, el mayor, estaba en la guerra”.

Ante la falta de información para reconstruir la memoria de su abuela; Celestina quiso saber más. Fue así como encontró a la Asociación de Memoria Histórica de Jerez, de la que hoy es una socia muy activa. “Cada uno va aportando lo que sabe, lo que ha vivido, lo que encuentra”. Celestina es un ejemplo más de memoria heredada, de memoria que escarba y quiere sanar. Es por ello que hoy confiesa que está contenta. “Estoy en la lucha”.

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