Investigación, Testimonios

JUAN PAVÓN TORREGROSA

16 Nov , 2025  

FINA PAVÓN CARDOSO Busca el cuerpo de su tío paterno, JUAN PAVÓN TORREGROSA.

Fina Pavón Cardoso

“Busco a mi tío Juan Pavón Torregrosa (1917, Jerez), que lo mataron con 18 años”, saluda su sobrina Fina Pavón Cardoso. “Que lo mataron, eh”, enfatiza con rabia. “Como mi tío hay miles y miles de personas en las cunetas que todavía no se sabe nada, y yo me moriré y no sabré nada”. Tras el alzamiento del 18 de julio del 36, “llamaron a la puerta de mi abuela —el número 18 de la plaza Monti— y le preguntaron por su hijo Juan”.

—¿Está su hijo Juan? —Sí, ¿qué queréis?—Venimos a hacerle unas preguntas. Ahora nos lo llevamos y dentro de una media horita, lo volvemos a traer.

“Mi padre, cuando vio que lo montaron en un camión, dijo… Ira, te lo cuento y me entra hasta frío. Lo montaron en el camión y cogieron por la calle Armas. Y mi padre y mi abuela por detrás: Ay mi hijo, mi hijo… Y hasta el día de hoy”, relata Fina. Nunca supieron nada más de su tío Juan.

Gracias a la asociación de Memoria Histórica de Jerez, su familia supo que a Juan lo fusilaron el 9 de septiembre de 1936. Pero desconocen el lugar y dónde arrojaron sus restos. “Como tantos y tantos… estarán en cunetas. Por eso es mi lucha. Nada más que por adorar a mi padre Andrés y a mi abuela, que nací con ella. Mi abuela yo le tenía tanto cariño… Y murió con esa pena… Por respeto a mi padre y a mi abuela, lo tengo que hacer”.

Juan Pavón Torregrosa

Fina conoce la historia de su tío en el año 76, de boca de su padre. “Me lo cuenta con miedo. Era terror, era como si Franco estuviera tras las paredes. Él sentía como que iban a venir a por él”, comparte. Viviendo en un constante miedo de que vuelvan a llamar a la puerta para ahora llevárselo a él; no fue hasta una tarde en que Andrés, ya malo de salud, se sentó con sus hijos para contartes lo que le ocurrió a su hermano mayor, Juan Pavón.

—Papá, háblame más fuerte, si no pasa nada, ya Franco murió.—No hija, esto está muy reciente. Y las cosas no han cambiado como tú te crees. Tu eres muy joven. Pero lo que yo he vivido, es muy fuerte. Esto no se puede enterar nadie.

“Fíjate. Yo ni te lo puedo explicar. Lo que pasaría por su cabeza…”, dice Fina revolviéndose en la silla. Desde aquel episodio, su padre Andrés vivió en alerta el resto de su vida. “Recuerdo que una tarde mis padres estaban esperando el autobús, hasta que mi padre saltó: ‘Vámonos, Carmela’, con el autobús recién llegado, ¿no? Y al cabo del tiempo, mi padre le dijo a mi madre que el chofer de ese autobús era uno de los que dieron el chivatazo de su hermano”.

No obstante, desconocen el motivo por el que detuvieron a Juan. “Yo no tengo constancia de que mi tío fuese activista o sindicalista. No sabemos el porqué se lo llevan. Esa es la incógnita a la que le he dado vueltas”, confiesa. “Me he llegado a preguntar, ¿sería mi tío gay? Porque con ellos el franquismo hizo barbaridades”.

A Fina no le dio tiempo de hacerle más preguntas a su padre, pero sí pudo formulárselas su tía Carmen e Isabel. “Yo le preguntaba a la más chica, que murió con 90 años, pero siempre me decía: ‘Yo no me acuerdo, yo era muy chica’… No sé si su mente quiso borrar esa etapa de su infancia, o porque no lo quería recordar. Ella siempre quería evitar esa pregunta, no quería continuar con el tema”.

Cada vez que piensa en su abuela, se le viene a la imagen una mujer triste, vestida siempre de negro, guardando el luto. “Yo le preguntaba por qué vestía así. Y me decía: ‘Porque es costumbre, hija… Ya tú…’. Mi abuela muere cuando yo tenía 14 años, yo ya tenía una edad que me lo podía haber contado pero…”, niega con la cabeza, a lo que continúa: “Eso se lo llevó a la tumba. Era como si hubiese tenido a mi padre, a mi tía Carmen y a mi tía Isabel. Como si su hijo Juan no hubiese existido. Date cuenta que cuando ella muere, todavía vive Franco… Era terror”.

De lo poquito que ha podido reunir, sabe que su tío Juan era muy alegre, muy sociable, cariñoso y amigo de sus amigos. “Le gustaba mucho prepararse, iba muy maqueado… Ojalá supiera más cosas”, expresa compungida. Fina fue una de las primeras vecinas de Jerez en realizarse la prueba de ADN con el fin de crear un banco genético para comparar los frangmentos óseos hallados en fosas comunes, una iniciativa que impulsó la Diputación de Cádiz en 2022, junto a la Universidad de Granada. “Al principio para mí fue muy satisfactorio. Pero sé que es muy difícil. Tenemos muy pocas ayudas desde las instituciones. Cada vez nos ponen más impedimentos”.

Además, existen esas otras voces que dicen que “esto ya es agua pasada”. “Y no, esto no se puede olvidar, hay que seguir, hay que seguir luchando”, espeta Fina. “Yo busco por justicia. Le debo esto a mi abuela y a mi padre. Esto no se puede quedar en el olvido. Yo ni olvido ni perdono. Nadie tiene derecho de matar a nadie”, concluye.

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